Platón afirma que el cuerpo es una cárcel para
el alma,
porque entiende que cuerpo y alma son dos
realidades
heterogéneas, tanto por su naturaleza, como por
su
origen: en efecto, si el cuerpo es de naturaleza
material
y, en cuanto tal, pertenece al mundo de lo
sensible, el
alma, por su parte, es de naturaleza espiritual y
procede
del mundo inteligible. Lo propio del alma no es,
pues,
estar junto al cuerpo; su lugar natural es el
mundo
inteligible. Por eso, mientras permanece unida al
cuerpo,
anhela librarse de los lazos que la atan a lo
sensible y
retornar a su origen primitivo. De manera que la
unión
entre alma y cuerpo es una unión accidental,
semejante
a la que se establece entre el cochero y su coche
o el
timonel y el barco.
Es importante señalar que Platón distingue
verdaderamente la
naturaleza del alma de la naturaleza de las
realidades
materiales; esto es, a diferencia de los primeros
filósofos, no reduce Platón la naturaleza del
alma a
elementos materiales, aunque muy sutiles, sino
que
asigna al alma una naturaleza espiritual.
22 razones para leer: Para vivir más Para detener el tiempo Para saber que estamos vivos Para saber que no estamos solos Para saber Para aprender Para aprender a pensar Para descubrir el mundo Para conocer otros mundos Para conocer a los otros Para conocernos a nosotros mismos Para compartir un legado común Para crear un mundo propio Para reír Para llorar Para consolarnos Para desterrar la melancolía Para ser lo que no somos Para no ser lo que somos Para dudar Para afirmar Para soñar
domingo, 1 de septiembre de 2013
El cuerpo es la cárcel del alma.
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